La venganza de los arapèdes

Hoy podé las rosas y las buganvillas. Después de dos confinamientos, dos toques de queda y diez meses de no poder actuar en público, el jardín está maravilloso.

Nunca he dejado de trabajar, de escribir, de crear. Es duro, sí, es duro, pero lo sé y veo que en mi ciudad, en mi país y en otros lugares, la situación de algunos es mucho peor que la mía. Hay cifras, la bolsa va bien, en esta crisis sanitaria el 10% de los más ricos han aumentado su riqueza y las desigualdades se han ampliado. Como es habitual, los grandes perdedores de esta historia son los más precarios, los más pobres.

No logro ofenderme como mis colegas artistas, con la etiqueta de la cultura como “no esencial”. Hace mucho tiempo que en este microcosmos de pequeñas compañías, los artistas "no oficiales", no reconocidos por las instituciones culturales o el autoproclamado mundo de la cultura, hemos sido considerados como no esenciales, accesorios, marginales y por ello, somos poco programados, difundidos y pagados. Para todos esos artistas, la lucha por existir y vivir de su profesión es un combate que empezó mucho antes que esta crisis. Y en esta lucha desigual, con rabia para seguir nuestro camino artístico, hemos desarrollado estrategias artísticas de supervivencia.

Hace más de 40 años que me gano la vida con mi profesión de artista y hace 30 años creé mi propia compañía, Voix Polyphoniques. Un camino que aquí consideran muy atípico, las subvenciones culturales nunca llegaron al 20% de mi actividad total, pero me hayan ayudado. Para sobrevivir, desde el principio desarrollé varios campos de actividad: creación y difusión, pero también formación, proyectos culturales con escuelas y los centros sociales, formación profesional, la dirección de coros y el trabajo con aficionados. Para mí, todas estas actividades siempre han fundado el lugar del artista en la ciudad, en el territorio: que el artista no solo existe en el recinto teatral, sino que también va a todos los lugares donde la cultura no tiene lugar. No olvido que este enfoque que permitió la supervivencia de mi compañía (la venta de espectáculos no era suficiente para pagar a todos los artistas), no olvido que este enfoque hace 20 años era despreciado. Éramos los artistas "no suficientemente buenos" porque trabajábamos con aficionados, porque hacíamos arte social y no solo arte puro y duro. No olvido que en ese momento, el gremio de artistas quería quitarme el derecho a trabajar como artista profesional porque yo también dirigía amateurs !!!

Todos estos compromisos que fueron también estrategias de supervivencia se han convertido hoy en día en el ADN de cualquier política cultural en Francia, donde ahora tenemos que liderar la creación en todos esos frentes !!

¡No, no me preocupa esta indignación en torno a la "cultura" considerada como no esencial! ¡Ha pasado mucho tiempo desde que me consideraron no esencial en mi país!

Y eso me enseñó a trabajar cueste lo que cueste, sin buscar el reconocimiento a toda costa, ni la aprobación a los ojos de mis compañeros, trabajar porque para mí era esencial y lo sigue siendo.

Aquí en la Provenza hay un pequeño molusco llamado “arapède” (patella, percebe) se pega a las rocas y es imposible despegarlo. Puedo ver a todas estas compañías, esos artistas, esa "gente de poco" aferrándose a su roca como “arapèdes” ya que han aprendido a sobrevivir a crisis, rechazos, indiferencia y resisten.

Desde marzo, todo ha sido cancelado, conciertos, festivales, espectáculos y pospuesto y cancelado y pospuesto y cancelado ... Pero:
Transformamos un espectáculo con 100 niños, que estaba programado en el Teatro Odeón de París, en un libro con las canciones, con el texto, las fotos,  los dibujos de los niños y se los dimos.
Al final del primer confinamiento, grabamos con los niños las canciones del espectáculo.
Escribimos un diario con los coristas que no podían cantar y lo publicamos.
Grabamos las canciones con los coristas, cada uno en su casa con un auricular, frente a su teléfono, lo editamos y lo pusimos en línea en youtube. 
Creamos una película de 8mn con las grabaciones de cada uno hablando de su camino como corista.
Ensayamos durante 3 residencias el espectáculo “Opératorio. La voz del lenguaje” programado para junio de 2021 en Marsella.
Preparé 13 solicitudes de subvenciones o de ayudas a la creación.

Con "La Belle équipe" (5 cantantes), ensayé y dirigí  nuestra próxima creación "Song / jeux"  programada para marzo del 2021.

Inventé un proyecto de festival que comenzará en marzo "Ne venez pas!" (No vengas) con 20 coros que cantarán al mismo tiempo en Marsella, una vez al mes, para la gente en casa, en balcones o ventanas.
Seguí trabajando en mi instrumento: la voz, casi todos los días, casi
Escribimos y publicamos un libro de recetas durante el segundo confinamiento, siempre con los coristas, todavía impedidos de cantar.
Entre dos confinamientos, me convertí en abuela por segunda vez y fui a 2 funerales.

Nuestros mayores pasaron por 2 guerras y por pandemias, en el mundo nuestros contemporáneos también están viviendo guerras, les debemos a todos ellos aferrarnos a nuestra roca. Recientemente se descubrió que los “arapèdes” limpian las rocas de la orilla del mar comiendo microalgas. ¡Un equilibrio ecológico invisible!

No olvidemos podar los rosales y mantener nuestros jardines.

Brigitte Cirla
Marsella, Francia

Traducido por Amaranta Osorio