Soledad no deseada

(Escrito el 20 de octubre, ANTES del segundo confinamiento en Alemania.)

Después de no haber actuado desde el principio del Corona virus en marzo, ahora estoy actuando cada día- el mismo espectáculo durante 5 semanas, en el mismo teatro en Hamburgo, haciendo  a veces dos espectáculos al día. 

Toda una experiencia, con algunos aspectos dolorosos.

Muchos teatros de Hamburgo han perdido público a causa del Corona virus: en parte porque la gente, especialmente los mayores, aún no se atreven a entrar en los espacios públicos, y en parte, y especialmente, porque los eventos culturales han perdido su carácter social debido a todas reglas de distanciamiento del Corona.

En la actualidad, el teatro en el que actúo tiene el mayor público de la ciudad. Durante décadas, nuestro espacio ha desarrollado una larga historia y un círculo de suscriptores muy leal. También han envejecido, y muchas de ellas son mujeres solteras de "cierta edad". ¡No se pueden imaginar lo felices y agradecidas que están estas mujeres de que finalmente se les permita volver a visitar su amado teatro! ¡Para escapar por fin de sus hogares de solteras y ser parte de una experiencia común una vez más! Y saben que tienen suerte, porque aquí, en “su teatro”, se les permite entrar como son; solas, sin una pareja en su vida. Aquí se respeta debidamente su soledad.

The sinner, Hildegard Knef - Gilla Cremer

Este no es el caso en otros lugares. Las personas solteras crean un problema financiero: para seguir las reglas del distanciamiento social, un teatro, por ejemplo, solo puede vender 190 entradas en lugar de las 750 habituales, ¡así que cada venta de entradas cuenta! Se venden incluso menos boletos si las personas necesitan un solo asiento. En consecuencia, algunos teatros siguen una estrategia bastante dolorosa y discriminatoria: o compras dos entradas o no puedes comprar nada.

Y aunque en “nuestro” teatro todas esas mujeres mayores y solteras se sienten bienvenidas y felices de estar ahí, me duele verlas. Bueno, ¡por primera vez veo al público con mucha claridad! Cada espectador solitario se vuelve tan visible como un monumento, apareciendo vívidamente entre los muchos asientos cubiertos de blanco a la derecha, izquierda, atrás y adelante. Ellas no son parte de un todo, no son parte de una multitud, no son parte de un público parlanchín que se apretuja. En la época del  Corona no hay aglomeraciones, se enfatiza la soledad. Es imposible ignorar quién está sentada sola, más raro es notar quién se sienta solo.

Ahora bien, se podría argumentar que es una señal de autonomía y seguridad en sí misma que una mujer de cualquier edad salga sola y se divierta. ¡Por supuesto que lo es! Pero se necesita mucho coraje para sentirse cómoda cuando estás tan expuesta. Se necesita valor para sollozar o reír a carcajadas, cuando nadie solloza o se ríe cerca de ti, cuando solo escuchas el sonido de tu propia respiración.

Parte de la experiencia del teatro siempre ha sido reunirse con otros, la sorpresa de quién podría sentarse hoy a tu lado, con quién podrías tener una agradable charla en el intermedio o una copa de vino después del espectáculo, para COMPARTIR lo que acabas de experimentar! ¡Tener un intercambio!

Tener que mantener la distancia crea una extraña sensación de soledad, un silencio particularmente incómodo. Y de alguna manera cuestiona profundamente todas las buenas razones para hacer teatro, o ir al teatro.

Érase una vez, el teatro era una "fiesta" cultural, una celebración, así es como lo recuerdo.

Freundschaft - Gilla CremerIncluso cuando, al final del espectáculo, la audiencia disminuida hace un esfuerzo enorme para aplaudir tan fuerte y con tanto entusiasmo como puede, fingiendo que son cuatro veces más grandes, yo no pierdo la sensación de lo extraño que es esto. Desde la llegada de Corona, ¡algo está podrido en el estado del teatro!

A veces me siento como un soldadito valiente, un soldado de los asuntos culturales: marcho y marcho todos los días. A veces me siento muy cansada y muy vieja, y eso también es bastante doloroso. Pero hago mi trabajo. Lo hago lo mejor que puedo y con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Incluso siento alegría mientras camino hacia el escenario. ¡Si, lo hago realmente! ¡Llevo historias maravillosas en mi mochila! ¡Oye! Yo creo en ellos! No te atrevas a pensar que estoy deprimida ni nada. ¡No, no lo estoy!

Y, sin embargo, parece que he olvidado por qué estaba luchando y qué dirección debía tomar. ¿Quizás estoy caminando en círculo?
 
Perdonen, ¿cuál fue mi tarea?

Gilla Cremer
Theater Unikate, Hamburg

Un agradecimiento especial a Gilly Adams por corregir mi pésimo inglés


Traducido al español por Amaranta Osorio